dimecres, 13 de gener de 2010

L'arquebisbe de Granada: "Si la mujer aborta, el varón puede abusar de ella"

En l'homilia del passat diumenge, l'arquebisbe de Granada, Javier Martínez, va introduir algunes reflexions força provocadores que s'afegeixen a la posició reaccionària de les institucions catòliques de l'Estat Espanyol en el debat sobre la llei de l'avortament.

El arzobispo de Granada, Javier Martínez, pronunció el pasado domingo una homilía en la Catedral en la que comparó la reforma de la Ley del Aborto con el régimen de Hitler, alegando que los crímenes nazis no eran tan "repugnantes" como los que permite cometer dicha ley. Acto seguido, Martínez dio a entender que la mujer que aborta "mata a un niño indefenso" y, por tanto, "da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar" de su cuerpo.

Martínez considera el aborto "un genocidio silencioso", y cree que la humanidad está involucionando al aprobarse los últimos cambios a la ley que permite interrumpir el embarazo. "Matar a un niño indefenso, y que lo haga su propia madre, da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la traga ella", dijo el obispo. La oficina de información de los Obispos del Sur, que distribuyó ayer su homilía del domingo, explicaron que esta frase de Martínez apunta primero "al abuso que la mujer comete primero con su cuerpo y con su hijo", y que la deslegitima para negarse a que el hombre abuse de ella "como si fuera un objeto". "El arzobispo se refería a que si la madre es capaz de matar a su propio hijo, el varón tiene entonces autoridad absoluta para hacer lo que quiera con ella y con su cuerpo".

Además, Martínez asegura que "es de cobardes matar al débil", dijo Martínez, que se refirió a la Edad Media, esa época "que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente correcto", para señalar que hubo una orden militar cristiana en la que los caballeros hacían el juramento de no combatir nunca con menos de dos enemigos a la vez porque para ellos era "indigno combatir de igual a igual" con quien no era cristiano.

Para el prelado, esta "licencia para matar no es más que un primer paso de la pérdida de libertad" de la sociedad y el primer paso, "gravísimo, que anuncia que estamos ya en una nueva y terrible dictadura".

Para Martínez, es la humanidad "la que retrocede con este genocidio silencioso al que se nos invita y que ahora se promueve", genocidio que se impone, dijo, a ciertos profesionales "como si fuera una obligación, el mismo tipo de obligación que las que tenían los oficiales en los campos de concentración".